jueves, 4 de diciembre de 2008

Nicolás Maquiavelo (1469 – 1527): El preceptor de los príncipes

El Renacimiento es una etapa a la que asociamos muchas transformaciones, y todas parecen producirse rápidamente, de golpe, como si hubiera un largo periodo de calma en la Edad Media y la llegada del Renacimiento implicara una serie de cambios que se encadenan rápidamente. Aunque es cierto que es una etapa más cambiante, más convulsa que otras (como en todos los momentos en que se produce un cambio estructural), esto no significa que el cambio sea rápido y que se desvincule por completo de la Edad Media.

En clase hemos estudiado el mercantilismo como un proceso económico clave, tanto para la economía, como para la propia etapa histórica. Al estar política y economía conjugadas casi siempre, y más en un periodo en la que el monarca comienza a concentrar casi todos los poderes, me ha parecido interesante profundizar en los cambios políticos que incidirán en los económicos. Concretamente me he fijado en una figura destacada: Nicolás Maquiavelo. Al igual que vimos en clases anteriores los adelantados planteamientos de Nicolás de Oresme acerca de la moneda y el papel de la economía, me parece que otro gran precursor, aunque en el terreno político, es Nicolás Maquiavelo.
Para entender y estudiar mejor sus planteamientos, me ha parecido correcto hacer una aproximación a las transformaciones políticas que se vienen produciendo desde finales del la Edad Media, para después adentrarnos en la vida, obra y planteamientos de Maquiavelo.

Bibliografía
- Arroyo Fernández, M. Diccionario de pensamiento o ismos.
- Enciclopedia de la filosofía. Garanzati ediciones B.
- Floristán, A. (coord.). Historia Moderna Universal.
- García de Cortázar, J.A. y Sesma Muñoz, J.A. Historia de la Edad Media, Una síntesis interpretativa.
- Grimal, P. Dictionnaire des biographies.
- Hinrichs, E. Introducción a la historia de la Edad Moderna.
- Magee, B. Histoire illustrée de la philosophie.
- Spiegel W. Henry, El desarrollo del pensamiento económico. Historia del pensamiento económico desde los tiempos bíblicos hasta nuestros días. (Capitulo 4: La transición del siglo XVI: De la unidad a la diversidad).


Contexto y época

Contexto General: Humanismo y Renacimiento
El término Renacimiento, suficientemente evocado y conocido sugiere una vuelta a la antigüedad tras una etapa calificada de “oscura”, la Edad Media. Será precisamente con el Renacimiento, y a lo largo de la Edad Moderna, que se fomentará la leyenda negra de ésta, y tendremos que esperar a la llegada del romanticismo y los nacionalismos para crear la leyenda rosa de la Edad Media, pues en ésta última etapa hay una búsqueda de las raíces autóctonas. El Renacimiento se produce en diversas áreas, sin duda la más destacada es el Arte, pero también hay una vuelta a lo clásico en la literatura, los pensamientos, y en la actitud. Pero a pesar de ser un concepto muy completo y bastante ajustado a la realidad, es una etapa que tiene matices, en su duración y profundidad, según las zonas en que nos situemos. Además estamos ante un proceso estructural y no coyuntural, lo que difumina las fechas en que podemos enmarcarlo. Aun así, globalmente, abarcaría desde el siglo XIV hasta mediados del XVI.
Por otro lado, el término Renacimiento va ligado al término Humanismo, en muchos casos son sinónimos, pero conviene distinguirlos. El Renacimiento es un concepto más amplio y abarca diversas áreas y perspectivas. El humanismo se interesa por las letras clásicas, por los autores y filósofos grecorromanos, que se incorporan a la herencia cristiana; pero es también un nuevo modo de ver la vida en la cual el Hombre es el centro del universo, se produce un interés por lo humano propiamente dicho, por sus capacidades.


Escolasticismo Renacentista y Iusnaturalismo Racionalista
A lo largo de la Edad Media, los teólogos sostienen que la ley natural tiene como fuente la palabra de Dios, contenida en la Biblia. Así, al asimilar ley natural a ley divina, la Iglesia consolida el cristianismo frente a otras religiones. Además vinculará el poder divino al poder humano, subordinando este último a la voluntad de Dios. Sin embargo, durante la baja Edad Media y el Renacimiento, se produce una progresiva separación entre fe y razón, y las discusiones tomaron nuevos tintes. Se investiga sobre el grado de poder que debía tener la Iglesia, el individuo y el Estado. En este sentido surgen dos tendencias antagónicas: El Escolasticismo Renacentista y el Iusnaturalismo Racionalista.
El Escolasticismo Renacentista es de entre las corrientes filosóficas que surgieron en la época del Renacimiento la que tomó el testigo dejado por el escolasticismo medieval. Su orientación era aristotélica, seguía la tendencia marcada por el tomismo y el averroísmo durante el siglo XIII y estaba en acuerdo con esa vuelta a los clásicos y a la antigüedad. Dentro de los continuadores del tomismo, podemos destacar a los dominicos, los jesuitas españoles y los seguidores de Erasmo. Los dominicos y jesuitas plantearon sus supuestos adaptándose a la contrarreforma religiosa y al descubrimiento de América. Asimismo se enfrentaron con los protestantes en temas religiosos. Erasmo, por su parte, será seguido y apoyado hasta que la Inquisición prohibirá sus obras. Aun así, su espíritu y sus ideas se mantuvieron presentes en figuras como Francisco de Vitoria, gran defensor de la igualdad jurídica entre los seres humanos, sobre todo en el contexto de la conquista de América y la relación con los indígenas. Otro personaje destacado es el jesuita Francisco Suárez, que se unió a Erasmo en su planteamiento sobre la defensa que hacía de la soberanía popular, “Todos los hombres nacen libres por naturaleza, de modo que ninguno tiene poder político ni dominio sobre otro.” Suárez pensaba que el poder residía en la sociedad, y ésta decidía como debía ser gobernada. Este discurso de los tomistas acerca de los derechos del Hombre y la soberanía constituye un antecedente del iluminismo, el pensamiento que traerán de las luces en el siglo XVIII.
En contraposición al planteamiento tomista, surge una corriente inspirada en los planteamientos de Nicolás Maquiavelo. Como veremos a continuación en más profundidad, Maquiavelo no apoyaba la soberanía popular, al contrario, consideraba que el Estado debía reforzar su poder frente al de la Iglesia y los individuos. Ésta es la orientación que tomó el Isunaturalismo protestante de los siglos XVII y XVIII, que se desarrolló en el marco del racionalismo filosófico. En este sentido podemos destacar los planteamientos de algunos pensadores como el holandés Hugo Grocio (1583-1645), el alemán Samuel Pufendorf (1632-1694) y sobre todo los del inglés Thomas Hobbes (1588-1679). Todos ellos pretendían justificar el absolutismo monárquico desde el punto de vista del derecho natural.

Estado Moderno y Evolución de la Monarquía
Desde mediados del siglo XV hasta finales del XVII se desarrolla el Estado Moderno, principalmente en la zona Oeste: España, Francia, Países Bajos e Inglaterra. Es posiblemente lo que, para la mayoría de historiadores, marca el paso de la Edad Media a la Edad Moderna. Sin duda podemos decir que es un cambio importante porque hoy, aunque con matices, seguimos empleando el término “Estado” para referirnos a nuestro sistema político. Algunas de sus principales características son: la definición de un territorio y de sus súbditos; la reducción de los poderes señoriales; la presencia de unas instituciones: judiciales, financieras y administrativas para la gestión de este territorio; la creación de un ejército para ampliar y proteger el territorio; El establecimiento de una religión estatal, etc. Sin embargo, no estamos ante una estructura política homogénea que tiene las mismas características en todos los territorios, existirán variantes, por ejemplo notamos grandes diferencias en el reparto de actividades estatales entre el caso de Países Bajos o Inglaterra, y Francia.
Por otra parte, la Monarquía, es decir, “gobierno de uno solo” es una institución política en la que la jefatura del Estado es ejercida por una sola persona, que transmite ese derecho dentro de una dinastía o familia real, esto puede ser mediante elección dentro de ella o por herencia de padres a hijos. La Monarquía ha ido evolucionando progresivamente a lo largo de la Historia. Concretamente en el periodo que estudiamos tenemos que indicar que se produce un salto cualitativo, ya que pasamos de una Monarquía de tipo feudal-vasallática a una Monarquía autoritaria en el siglo XVI, y a una Monarquía Absoluta en el siglo XVII.
La Monarquía feudal-vasallática estaba marcada por un auge del poder señorial en detrimento del poder real. Los señores asumían dentro de su señorío las funciones que en teoría le correspondían al rey (Justicia; Cobro de Impuestos; acuñación de moneda, etc.). Además la fuerte jerarquización y los lazos feudovasalláticos entre los distintos miembros de la sociedad, donde todos están ligados mediante juramentos de fidelidad, dificultan las relaciones directas con el rey. El rey no ejerce una verdadera soberanía en todo el reino, pues depende de los señores para la formación de un ejército y para el cobro de impuestos.
La Monarquía feudal-vasallática dará paso entorno al siglo XIV y XV a la Monarquía de tipo autoritaria, Francia, Inglaterra y Castilla son los ejemplos más significativos de este proceso. Los monarcas concentran más poderes, poderes anteriormente compartidos con los señores, además, se aglutinan los territorios que deben lealtad a un mismo monarca. Para lograrlo los monarcas se apoyan en los burgos, para ir arrebatando a los nobles sus privilegios y las regalías propias de la corona. La monarquía autoritaria tiende progresivamente a la centralización de poderes pero aun conserva bastantes limitaciones, ya que el monarca debe jurar las leyes y los fueros de cada territorio para ser aceptado. Progresivamente la Monarquía autoritaria evolucionará hacia el absolutismo, donde el rey tendrá cada vez menos limitaciones.


Nicolás maquiavelo (1469-1527)

Su vida y obras
Niccolò Machiavelli nace en Florencia en 1469, pertenece a una familia de la alta burguesía florentina, constituida por juristas, recibe una formación humanística. En 1498, se pone al servicio de la República de Florencia, ocupa el cargo de Secretario de chancillería. Sin embargo en el año 1512 se ve apartado de la vida política, debido al hundimiento de la República. Se retirará al campo, a partir de 1513, será entonces cuando desarrolle su pensamiento político y redacte las dos obras que le han hecho célebre: “El Príncipe” (1513) y “Discursos sobre la primera década de Tito Livio” (1513-1520). Tras este retiro, vuelve a la vida pública, al servicio de los Medicis. Sin embargo, estos últimos no tomaron en cuenta sus consejos, y lo relegaron al cargo de historiógrafo oficial.
Su libro más célebre es “El Príncipe”, publicado en 1513. Concebido como un guía para uso de los soberanos. Contiene consejos sobre lo que hay que hacer y decir para obtener éxitos en la política. Para muchos se inspiró en los Borgia, una familia de nobles de origen valenciano, que se instalan en Italia desde 1443 y allí ocuparán altos cargos eclesiásticos, más concretamente destacarán por ser Papas, dos de sus miembros: Calixto III (1455 -1458) y su sobrino, Alejandro VI (1492-1503). Maquiavelo parece utilizar como modelo para su obra a César Borgia, segundo hijo de Alejandro VI y Vannozza de Casteneis. César será nombrado obispo de Pamplona y de Valencia, al convertirse su padre en Papa, será nombrado cardenal. Pero a pesar de estar tan encaminado en la vida eclesiástica, César abandonará sus cargos para dedicarse a lo que realmente le gusta: el ámbito militar. Así, parece haber asesinado a su hermano Juan, Duque de Gandía y Capitán general de los ejércitos pontificios, para quedarse precisamente con su función militar. Sin duda, César Borgia destacará por ser un hombre inteligente, ambicioso, oportunista y sin escrúpulos, pero también un hombre competente, con gran sed de poder, ésta combinación lo convierte en el modelo del príncipe ideal.
En su obra “Discursos sobre la primera década de Tito Livio”, publicado entre 1513 – 1520, plasma sus reflexiones sobre el origen y la estructura del poder. Constituye el primer tratado científico sobre la política. En él Maquiavelo compara las ventajas e inconvenientes de las diferentes formas de gobierno.

Sus planteamientos
Italia: base de la filosofía de Maquiavelo
Para comprender mejor los planteamientos de Maquiavelo hay que enmarcarlos dentro de la política italiana. En efecto, Maquiavelo se planteó cómo instaurar un Estado estable y mantener el orden en el contexto italiano. Italia contaba con una próspera agricultura, una industria pañera y sedera que competía en toda Europa, un destacado comercio, y era la cuna del arte. De este modo, Italia atraía todas las miradas y pronto se convirtió en un espacio tan admirado como disputado. Sin embargo, carecía de unidad política, se componía aproximadamente de veinte estados, que se articulaban en Repúblicas (Florecia, Siena, Luca, Génova, Venecia, etc), ducados (Saboya, Mantua, Ferrara, Milán, etc) y marquesados (Messa, Saluzzo, Monferrato, etc). Sin embargo los estados más destacados y con auténtica identidad territorial y política eran los Estados Pontificios, Nápoles, Venecia, Florencia y Milán. Con ésta Italia anárquica y dividida como sustrato entendemos las razones y los objetivos que han llevado a Maquiavelo a elaborar sus planteamientos.

El primer tratado científico de política
Los estudiosos de la política anteriores a Maquiavelo trataron temas como los deberes del soberano, del príncipe ideal y la forma de sociedad más perfecta. Pero, a pesar de su sabiduría y de la profundidad de sus estudios, sus obras no estudiaron el desarrollo del día a día de la política.
Maquiavelo se propone estudiar lo que es, lo que hay, así como los científicos intentaron liberar la ciencia de los prejuicios procedentes de la tradición cristiana, Maquiavelo intentó comprender la política sin acudir a los juicios de valor, desechando toda consideración metafísica o moral y desvinculándose de las formas tradicionales de acercarse a la política, para observar los hechos tal como son, de un modo realista. Además, la ausencia de todo prejuicio moral en el análisis de Maquiavelo, refleja la progresiva separación entre razón y fe que se había ido produciendo durante la Edad Media (con el escolasticismo) y que culminó durante la época del Renacimiento.
Maquiavelo intentó desentrañar las leyes que rigen las relaciones sociales en el ámbito de la política, trató de explicar como funcionan los mecanismo del poder. Así, llega a concluir que la razón del Estado es imponer el orden y canalizar en una misma dirección las pasiones del Hombre (ambición, envidia, impaciencia, etc.). El orden alcanzado será más estable cuanto mayor sea el talento del legislador para encauzarlo y para prever el deterioro progresivo que le afecta. Además, le confiere una total autonomía a la esfera política, en la cual están fuera de lugar todos los modelos éticos y religiosos. Considera que la obtención del poder es un fin, en sí mismo, “El fin justifica los medios”, la utilidad es lo único que cuenta, pues una política es buena, si contribuye de forma efectiva al poder del Estado. De esta forma “lo que cuenta es el resultado”. Si el príncipe logra conservar su vida y su Estado, “todos los medios que haya aplicado serán juzgados honorables”. Pero debemos distinguir entre la instauración de un Estado y su conservación. Respecto a este último aspecto, Maquiavelo considera que la clave reside en las cualidades del pueblo. Pero respecto a la instauración del Estado, recordaremos que en su obra El Príncipe, a través de los consejos, Maquiavelo esboza las características de los dirigentes, y es que, serán las virtudes de los líderes políticos las que permitan la construcción del Estado.
Maquiavelo no fundamenta sus argumentos sobre lo que se debería hacer, aun menos sobre los principios cristianos, nos da una información precisa y bien redactada de lo que ocurre realmente. Afirma que gobernar es, en esencia, hacer creer. En efecto, el gobernante debe transmitir a los gobernados la necesidad de que exista un poder que gobierne y, además, persuadirles de que el suyo es el legítimo.
Para elaborar dichas características, Maquiavelo parte de la base de que el ser humano es malo y traicionero por naturaleza; de que el Hombre es esencialmente el mismo a lo largo de las diversas épocas y bajo los distintos regímenes políticos, y que no hay manera de extirpar del corazón humano las pasiones que allí tienen cobijo natural, pasiones que llevan a la competición y a los conflictos, por ejemplo: la codicia, la ambición y el ansia de poder, que son las más fuertes. Por ello, la idea que tiene Maquiavelo de lo que es un hombre virtuoso se aleja tanto de los principios cristianos. La virtud debe ser una energía brutal y calculadora, eminentemente política, que tiene por objeto el éxito terrenal, y puede conllevar la práctica de comportamientos condenados por el cristianismo. El príncipe debe cuidar su reputación, por ello atribuye gran importancia a las apariencias y considera necesario construirse una imagen, la hipocresía se convierte en un deber para el príncipe. Por lo tanto el gobernador debía parecer virtuoso, justo y sabio, aunque no lo fuera, de tal forma que lo que importa no es que tenga buenas cualidades sino “que parezca tenerlas”.
Por otro lado, debe manejar con sutileza la fuerza y el disimulo, según las circunstancias, tiene que calcular cuidadosamente los efectos que tienen cada uno de sus actos. No debe tener reparos en utilizar cualquier procedimiento para alcanzar sus metas, porque los fines justifican los medios. La fuerza y la amenaza se deben emplear sin dejarse coartar por escrúpulos morales. Así, tendrá que saber como ganarse a sus colaboradores, debe estar siempre al tanto de las posibles intrigas que de ellos provengan, controlándolos más mediante el temor que mediante el afecto, “Vale más ser temido que ser amado”.

La Economía y Maquiavelo
Al separar el estudio de la política del ámbito moral y religioso, Maquiavelo sienta un precedente que será seguido por otras ciencias sociales como la economía. Con el tiempo estas ciencias se establecerán como disciplinas autónomas.
Asimismo, la idea tan difundida de que “el fin justifica los medios”, tendrá mucha importancia en el pensamiento económico de épocas posteriores. Además es innegable de la influencia de Maquiavelo en otros grandes pensadores como Francis Bacon, que lo consideró su predecesor y en el mismísimo Adam Smith. Respecto a este último, las ideas de Maquiavelo acerca del Hombre, que hemos visto anteriormente, se acercarían a las de Adam Smith, puesto que consideró que en la naturaleza humana estaba el egoísmo y la “propensión a tratos, trueques e intercambios”.
Por otro lado, recordemos que estamos en la época de grandes transformaciones y rupturas religiosas, no sólo en el alejamiento de la religión a la hora de analizar las grandes ciencias y acontecimientos, sino dentro de la misma fe cristiana, con la Reforma luterana. Todo ello implicó transformaciones importantes en el aspecto económico y social, como es la pobreza y la idea que se tiene del pobre. La caridad, las órdenes mendicantes tenían especial destaque y respeto en la Edad Media, siendo incluso un aspecto central de la economía medieval, pero con el Renacimiento y la Reforma luterana, la caridad y la pobreza toman nuevos matices. A nivel religioso, los protestantes consideran que la salvación de las almas debe lograrse mediante la fe y no mediante la realización de buenas obras. Además, la práctica de la caridad en un contexto de estrechas y dependientes relaciones feudales tenía su importancia, pero choca fuertemente con la independencia y desligamiento del humanista. De tal forma, que la caridad y la ayuda al pobre no desparece pero adopta un carácter legal y organizado como vemos en la Poor Law aplicada por la reina Isabel de Inglaterra en 1601.
Asimismo, nos encontramos en la época donde la búsqueda de ganancias y del beneficio, tan propia del capitalismo, comenzó a ganar terreno, pero aún tenía que recorrer bastante para ser lícito a los ojos del clero. En este sentido, es innegable que el mercantilismo, primer peldaño del capitalismo estaba convulsionando las relaciones económicas conocidas hasta entonces, pero sobre todo estaba sacudiendo muchos temas, que la escolástica había dado por zanjados.

Maquiavelo: admirado y rechazado
Los planteamientos de Nicolás Maquiavelo suscitan admiración y rechazo. En el Renacimiento, muchos se opusieron a sus ideas, pues su concepto de virtud es muy diferente al que sostenían la mayoría de los humanistas, que consideraban indispensables los valores éticos para ser un Hombre virtuoso. Pero muchos otros lo defendieron y resaltaron su labor, en un momento en el que era correcto criticar sus planteamientos, como Francis Bacon (1561-1626) que decía, “Hay que agradecer a Maquiavelo y a los escritores de este género el que digan abiertamente y sin disimulo lo que los hombres acostumbran a hacer, no lo que deben hacer”. Es posible que tengamos que esperar al siglo XVII, momento en que surge el absolutismo, para que las ideas de Maquiavelo tengan mayor acogida.
Sin embargo en la actualidad, se suelen asociar connotaciones negativas al término "maquiavelismo", con ello se hace referencia a cualquier procedimiento calculado de modo egoísta, sin tener en cuenta los aspectos morales. La palabra “maquiavélico”, que usamos frecuentemente hoy en día, ilustra claramente esta idea. Como vemos, la repulsa de muchos contra los métodos y planteamientos de Maquiavelo sigue latente, aunque hoy siga siendo frecuente que los poderes actúen sin escrúpulos para lograr sus objetivos.


En definitiva, como hemos ido viendo, Maquiavelo plantea la verdad, pero una verdad desagradable, aunque ajustada a la situación de su tiempo, y a partir de ahí busca soluciones sin olvidar ni pretender modificar la naturaleza del Hombre. Por ello, será considerado el preceptor de los príncipes y el primero en estudiar objetivamente, con lo que podríamos denominar un “espíritu científico”, la política y el gobierno tal y como se ejercen. Sin embargo se le puede achacar el olvido del anhelo de libertad y la adhesión más o menos fuerte, pero siempre existente, del Hombre a los valores religiosos o morales, lo que desvirtúa la filosofía de Maquiavelo.

2 comentarios:

David Alonso dijo...

Magnífico, Nathalie. Ahora bien, la parte donde hablas del Estado Moderno reproduce algunas opiniones muy tradicionales. Como hemos visto en clase, el "triunfo" de la Monarquía no se hizo contra la nobleza sino con la nobleza y, en general, los poderosos, élites ciudadanas incluidas.
Un saludo y enhorabuena por tu entrada,
David Alonso

Instituto Politécnico Nacional dijo...

Una buena descripciónde lo que planteó Maquiavelo en filosofía política, pero creo falta ahondar más sobre la repercusión de sus ideas en la situación económica del Renacimiento italiano,especialmente en el caso de Florencia.