domingo, 30 de noviembre de 2008

La fisiocracia

Los fisiócratas crearon el término de “laissez faire, laissez passer”, es la idea de que los poderes públicos no intervengan en la economía; se dio en Francia en el siglo XVIII. Constituyó un sistema de pensamiento muy complejo que prevalecerá sobre todo en Francia en el siglo XVIII, relacionado con la Ilustración, se la considera la primera escuela de pensamiento económico porque tenían conciencia de grupo y los fisiócratas actuaron casi homogéneamente como grupo. En Francia nació porque en primer lugar la economía de Luis XIV arrastraba una crisis desde 1693, por lo que la fisiocracia surgió en contra del colbertismo y sus manufacturas defendiendo la agricultura. La fisiocracia representa una doctrina económica que encajaba con la estructura social francesa porque el sector primario seguía siendo muy importante, la fisiocracia defendía el papel de los propietarios en la economía porque ellos tenían el poder. La Ilustración tomaba a la naturaleza como algo benéfico y esta idea traspasó a los fisiócratas.

El nacimiento de la fisiocracia encaja en un contexto determinado, además durante la Edad Moderna en Europa habían surgido obras sobre agricultura, sobre todo en las Islas Británicas, en las que se exponían métodos de cultivo mejores y la nueva maquinaria agrícola. Destacaron tres autores dentro del pensamiento fisiócrata: François Quesnay, Anne-Robert-Jacques Turgot y Pierre Dupont de Nemours. Los fisiócratas fueron muy influyentes, aparte de ser ideólogos ocupaban cargos en la administración. Quesnay (1694-1774) fue un médico que llegó a la Academia de Cirugía de París que entró en la Corte como médico y cirujano de madame de Pompadour, amante de Luis XV; su principal obra fue “Tableau economique”, fue el fisiócrata más famoso. Turgot (1727-1781) fue un comerciante que se convirtió en ministro con Luis XVI y puso en marcha la reforma agrícola, es un fisiócrata algo tardío. Dupont (1739-1817) fue un personaje interesado por los temas agrícolas y va a cumplir el papel de difusor de las ideas de Quesnay; tras la Revolución Francesa emigró a América e inició allí tras amasar una inmensa fortuna una saga de empresarios que crearía la empresa Du Pont de Nemours and Company.

Los fisiócratas atacaron al mercantilismo porque ellos apostaron por la libertad del comercio de granos, crearon la expresión “producto neto” que era la producción que se podía sacar de las cosechas, es el resultado de la resta del producto bruto menos los costes de producción. Aparece entonces un concepto dinámico de la economía, la naturaleza se vio entonces que podía producir productos netos de forma infinita.

Otra aportación de la fisiocracia es la aparición en el “Tableau economique” la teoría del “input” y el “output”. La fisiocracia también ofrece un pensamiento social que defendía que os únicos que podían producir riqueza eran los propietarios que eran los que a su vez originaban el producto neto. Para la fisiocracia el resto de sectores sociales van a ser inferiores al de los propietarios, consideraron a los comerciantes inútiles porque no creaban riqueza; ese mismo concepto existía en Japón en la misma época.

La política fiscal para los fisiócratas se basaba en que ante el déficit crónico de las monarquías se promoviera el saneamiento de la economía a través del pago de mayores impuestos a los propietarios que eran los nobles principalmente, que eran exentos, he aquí la contradicción: no se llevaban adelante en su mayor parte las propuestas económicas de los fisiócratas porque comenzaban a atacar a las bases del Antiguo Régimen. El pensamiento fisiócrata va a estar en el origen de los grandes catastros del siglo XVIII como el de Zenón de Somodevilla (1702-1781), marqués de la Ensenada, en España que buscaba poner las bases de unos impuestos directos basados en la riqueza de cada uno. Poco a poco la fisiocracia comenzó a desquebrajar los principios del Antiguo Régimen.

Continuación del epígrafe del mercantilismo

Con el “crack” de la Bolsa de 1929, la depresión subsiguiente y el nacimiento de los Estados totalitarios el estudio del mercantilismo creció y en este contexto Heckscher escribió “El mercantilismo” (1931), una obra clásica. A esta obra le surgieron críticas, la mayoría procedentes del mundo anglosajón como las de J. Viner o D. Coleman que criticó a Heckscher que considerara al mercantilismo una escuela y que sólo estudiara el mercantilismo en Francia e Inglaterra; para ambos autores el mercantilismo es una invención hecha “a posteriori”, además su obra se enmarca en la Guerra Fría, no apoyaban al mercantilismo como una escuela económica coherente. Sin embargo en 1994 Magnusson reivindicó la validez del término “mercantilismo” para referirse a la economía de los siglos XVI y XVII.

Variantes internacionales del pensamiento económico de los siglos XVI y XVII:
Castilla: Aquí el mercantilismo se identifica con arbitrismo, el arbitrismo constituyó una práctica propia de los siglos XVI y XVII y consistía en que una persona elevaba un memorial o arbitrio al rey o unas instituciones determinadas sobre un problema económico reflejando sus soluciones. El arbitrista denuncia los males del país. Los arbitristas no representaban ningún tipo de pensamiento económico homogéneo, todo lo contrario; tampoco pertenecían a un grupo social específico, el arbitrista ofrecía consejo (“consilium”) a su señor siendo esto uno de los principales deberes de un buen vasallo o súbdito feudal junto con el “auxilium”. A cambio del consejo, el arbitrista esperaba una merced. Esto se integra dentro de las relaciones de la monarquía con sus vasallos, el arbitrismo tenía unos fundamentos últimos que no eran modernos. Luis Ortiz, Álvarez Osorio, Caxa de Leruela o Juan de Mariana (1536-1624), jesuita, teólogo e historiador padre del tiranicidio y defensor del absolutismo de carácter ascendente, publicaron en la Monarquía Hispánica los arbitrios más importantes; hubo arbitrios disparatados aunque nos han llegado los serios. El arbitrismo servía para poner en marcha el aparato administrativo: el arbitrista quiere hacer llegar su memorial al rey a través del Consejo de Castilla donde conoce a algunos de sus miembros que serán valedores de su memorial que en ocasiones reflejaba los intereses de un grupo aunque estuviera firmado por una persona). En sus escritos aparecen temas como la decadencia debida en parte a un gran fenómeno rentista que persistiría a lo largo de los siglo y Cadalso criticaría ya en el siglo XVIII en su obra “Cartas marruecas”, la presión fiscal, las continuas guerras, la salida de los metales preciosos, etcétera. Ellos reflejan una percepción subjetiva en la que lo importante es ser premiado por el rey. En la actualidad la crisis del siglo XVII se está matizando, ya que su estudio procede del estudio de los escritos de los arbitristas, ahora se defiende que la situación económica en la Monarquía Hispánica del siglo XVII no era tan dramática. Hubo industrias que superaron la crisis del siglo XVII, apareciendo incluso industrias de carácter rural relacionadas con el “verlagsystem”, un sistema por el cual los comerciantes fomentaban las manufacturas en el medio rural para escapar de los encorsetados gremios urbanos siendo uno de los elementos que llevaría a la Revolución Industrial y llevaría a la aparición en el Reino Unido de ciudades como Birmingham en lugares que hasta el siglo XVIII eran importantes espacios rurales donde el “verlagsystem” estaba muy extendido. A la hora de abordar el pensamiento económico en la Monarquía Hispánica en los siglos XVI y XVII también llevan a estudiar el siglo XVIII, un siglo en el que nacieron los proyectistas que fueron más precisos, mejor formados y con un pensamiento más sistematizado que los arbitristas. Los proyectistas del siglo XVIII eran poblacionistas, proponían el restablecimiento de los procesos productivos y de la industria; proyectistas famosos fueron el gran ilustrado gijonés Jovellanos (1744-1811), Cabarrús, el criollo limeño Pablo de Olavide (1725-1803) que desarrolló la fallida repoblación de los alrededores de Sierra Morena con colonos centroeuropeos dando origen a localidades como La Carolina o Bernardo Ward que escribió un proyecto económico proponiendo soluciones y fue uno de los ideólogos del sistema radial de carreteras español. Los proyectistas se consideraban descendientes de los arbitristas pero con más capacidad que aquéllos. El proyectismo criticó la ociosidad, el mayorazgo, los censos, es decir, varios de los pilares fundamentales del absolutismo.

Inglaterra: El pensamiento económico inglés del siglo XVII fue muy heterogéneo, los autores más característicos buscaban repuestas a cuestiones y problemas particulares, no se plantearon solucionar el sistema económico existente. En el caso inglés podemos dividir el pensamiento en 4 grandes líneas: balanza comercial favorable defendida por Malynes, Misselden y Mun; balanza comercial faborable en términos de empleo defendida por Cary y Child; tipos de interés defendida por Child y John Locke (1632-1704) el gran teórico de la monarquía parlamentaria británica y creador junto con Montesquieu del liberalismo moderno y afán de cuantificación defendida por Petty. La balanza comercial favorable considera que esta balanza sería la solución a la falta de metales preciosos en Inglaterra, defendía el sector secundario y el terciario refiriéndose al comercio para importar metales preciosos. La balanza comercial favorable en términos de empleo defendía la necesidad de importar metales preciosos y que al exportar más se crearía más empleo por la mayor producción que se necesita ante tal volumen de exportaciones, es la idea de que el empleo genera riqueza, esta idea llegó a uno de los grandes teóricos del capitalismo el escocés Adam Smith (1723-1790) a través de Robert Cantillon. En el siglo XVII tenemos autores que comienzan a pensar de un modo diferente, Cary y Child defendían algo mercantilista pero con la intención de crear más empleo. Adam Smith bebió de fuentes del mercantilismo, no sólo fue influido por los fisiócratas. La doctrina de los tipos de interés tenía como figuras destacadas a John Locke y a Child que consideraban que se debía reducir el precio del dinero, lo cual aumentaría la masa monetaria y ello bajaría el interés, esta doctrina surgió en un momento pesimista en Inglaterra en la economía debido al malestar provocado por la competencia holandesa, la Gran Peste y el Gran Incendio de Londres, ambos en 1666, enmarcados en el reinado de Carlos II Estuardo, rey inglés con tendencias absolutistas y procatólicas cuyo padre, Carlos I, fue ejecutado durante el periodo cromwelliano en el que el comercio inglés comenzó a expandirse. La doctrina del afán de cuantificación tuvo como principal figura a William Petty (1623-1687), al cual cuesta considerarle mercantilista por su desinterés por la balanza comercial, fue miembro del Parlamento y cofundador de varias instituciones culturales como la Royal Society, era muy conocido en los ambientes intelectuales, escribió “Aritmética política” en la que propuso una medición de la realidad y la economía a través de números, pesos y medidas; algo muy relacionado con el contexto de la Revolución Científica en las Islas Británicas.

Francia: En el caso francés nos vamos a encontrar dos pautas del estudio del mercantilismo en Francia en el siglo XVII, los pensadores franceses buscaron la autosuficiencia del país en su pensamiento económico y el fomento de las manufacturas. Con autores como Laffemas, Montchrétien y Jean-Baptiste Colbert (1619-1683) gran ministro de finazas de Luis XIV que reinó de 1643 a 1715 y creador de una variante del mercantilismo que se conocerá como el cobertismo. Los dos primeros escribieron a finales del siglo XVI y principios del XVII. Buscaban la autosuficiencia del país porque Francia estaba casi completamente rodeada por la Monarquía Hispánica. La monarquía francesa con Enrique IV, que reinó de 1589 a 1610, sufrió un proceso de organización; pero con Colbert la idea de autosuficiencia de Francia fue más allá, destacó por el fomento de las manufacturas protegiendo la industria propia y así Francia tendría acceso al oro y plata al vender más, Colbert partía de una idea de riqueza estática, procedió a poner unos fuertes aranceles a los productos manufacturados exteriores, creó reales fábricas que se implantarían en España con la llegada de los Borbón que daría lugar a manufacturas como la de La Granja o la del Buen Retiro. Las reales fábricas son lo más novedoso de Colbert, eran fábricas grandes con numerosos privilegios tendentes al estatus de monopolio, buscando abastecer al mercado francés y el de exportación. Una de las fábricas más famosas era la de los Gobelinos de tapices en París. El mercantilismo francés responde a unas circunstancias coyunturales, buscando objetivos políticos antes que económicos.

Holanda: Hay dos temas principales, en primer lugar el interés por el comercio con un proteccionismo moderado e incluso habrá autores que defiendan la libertad de comercio y en segundo lugar los tratados bursátiles, cabe citar que la primera bolsa del mundo se creó en Amsterdam. Joseph de la Vega destacó en los temas bursátiles, un judío de origen sefardí que escribió “Confusión de confusiones” de 1668 que es considerado como el primer tratado de operaciones bursátiles de la historia, un libro que tiene una clara intención ético-religiosa para poner en orden las transacciones de la Bolsa de Ámsterdam, en realidad es un escrito que viene a denunciar las prácticas bursátiles, un tratado que parte de la observación. El tema relativo al comercio tuvo como protagonista a Hugo Grocio o Hugo van Groot (1583-1645), gran jurista, historiador y politólogo que tiene un escrito de 1609 titulado “Mare liberum”en el que defendía la libertad de navegación y comercio por todo el mundo, en una época en la que el mercantilismo estaba en pleno apogeo y en el que se firmó la Tregua de los Doce Años entre la Monarquía Hispánica y las Provincias Unidas. Hugo Grocio esperaba influir en las negociaciones y asegurar la libertad de comercio de las Provincias Unidas con las Indias Orientales, futura área de expansión colonial holandesa, intentaba también ablandar las restrictivas leyes inglesas respecto a la pesca; Grocio defendía una teoría que convenía a los holandeses como amos que eran por entonces del comercio. La obra de Grocio distaba de los postulados mercantilistas.

El pensamiento económico fue muy heterogéneo y buscaba fortalecer a sus países de origen.

martes, 25 de noviembre de 2008

Eli Filip Heckscher y el modelo Heckscher Ohlin.


Eli Filip Heckscher (Estocolmo, 1879-1952) Economista y político sueco. Procedía de una destacada familia judía, su padre fue el destacado empresario Isidor Heckscher. Cursó sus estudios universitarios en la universida de Uppsala y de Göteborg graduándose en 1907. Bajo la influencia de la economía neoclásica de Alfred Marshall, Heckscher apostaría por utilizar la política monetaria para combatir la inflación, en 1.920 sus opiniones fueron utilizadas por el Banco de Suecia . Su obra más destacada: Mercantilism (1931), sería la primera síntesis moderna del pensamiento y de la práctica mercantil. Entre otras obras destacan, " Historia económica de Suecia "(4 vol., 1935-49).
El modelo Heckscher Ohlin
El modelo de Heckscher-Ohlin fue fomulado por el economista sueco Bertil Ohlin modificando un teorema inicial de su maestro Eli Heckscher. Este modelo establece que si un país tiene una abundancia relativa al factor, tendrá una ventaja comparativa y competitiva en los bienes que necesiten mayor cantidad de ese factor.
He querido mostrar la clara repercusión que tuvieron las obras y modelos formulados por Heckscher. Os recomiendo que visiteis; http://www.eumed.net/cursecon/economistas/index.htm. Se trata de la página de la "Encilopedia Multimedia Virtual Interactiva de Economía, Empresa Finanzas, Comercio y otras ciencias sociales." Aquí podreís documentaros sobre el modelo de Heckscher Ohlin, Tesis doctorales, vida y obras de importantes economistas, etc.

La Revolución Militar. Artículo

Una vez más, he encontrado en Internet un trabajo interesante que hace referencia a un tema que hemos tocado por encima en clase. En este caso, es un artículo que pertenece a Luis Salas Almela.
En él se refiere a la historiografía miliar modernista e incluye más de un apartado dedicado a la Revolución Militar. Además de lo que él escribe, las notas a pie de página ofrecen una amplia bibliografía susceptible de ser consultada por quien esté muy interesado en el tema.
El enlace para acceder a él es: http://gladius.revistas.csic.es/index.php/gladius/article/view/92/93
II. EL PENSAMIENTO ECONÓMICO EN LOS SIGLOS MODERNOS

20Nov08

2. El mercantilismo.

Distribuimos el tema en los siguientes epígrafes:
· Características
· Historiografía
· Las variantes nacionales:
- Castilla
- Inglaterra
- Francia
- Países Bajos

Llamamos mercantilismo al conjunto de escritos económicos, junto a la práctica económica que se da en Europa desde mediados del siglo XVI y en el siglo XVII. Vemos a partir de esta afirmación que el mercantilismo encierra dos perspectivas: la teórica y la práctica (que incluye las medidas efectivas de los gobiernos).

Características del mercantilismo

Una de las características del mercantilismo es el intervencionismo estatal en todos los asuntos económicos. Estamos en un período en el que se están conformando las monarquías absolutas y el mercantilismo favorece esta inercia, siendo su objetivo básico el fortalecimiento del poder del rey.
Este intervencionismo se desarrolla a partir de una legislación que tiene dos objetivos:
El primero de ellos es acrecentar el nivel de ingresos, tanto fiscales como no fiscales, que llega a las monarquías desde cualquier sector de la sociedad, para sostener el creciente gasto militar y suntuario.
[Los ingresos fiscales son los impuestos, mientras que los no fiscales son las regalías (potestades del rey sobre ciertos ámbitos, tales como las minas, las salinas, etc.), así como lo relacionado con la venta de títulos, pueblos, cargos, deuda pública, etc. Ciertos ingresos, como el quinto real de las transacciones con América lo consideramos una regalía, no un impuesto, por lo que se encuadraría dentro de los ingresos no fiscales.]
Este gasto tiene que ver con la cada vez mayor necesidad de tener ingresos para las guerras, cada vez más costosas (armas de fuego y mejoras técnicas militares: infantería, cañones, etc.). Esto ha dado lugar entre los historiadores, en los años 60-70 del siglo XX, a las teorías de carácter militar, como lo es la de La Revolución Militar.
La teoría de La Revolución Militar es defendida por Downing y G. Parker, quienes tratan de explicar el carácter de la guerra y la evolución militar en Europa desde finales del siglo XV. La teoría defiende que las innovaciones tecnológicas militares hacían la guerra más cara. Esas innovaciones tenían que ver con la evolución de la artillería y los cambios defensivos, como la nueva forma de hacer murallas: ya no había fortalezas redondas, sino que se seguía una dinámica en forma de estrella (no necesariamente regular), con líneas muy rectas. A esta forma se la llamaba de plaza italiana. La nueva artillería se ubicaba en los salientes, quedando así mejor dominado el arco defensivo.
El encarecimiento de la guerra hacía necesario el aumento de los ingresos, que se conseguía a partir del aumento de los impuestos. El único poder que podía subir esos impuestos era la Monarquía, que mejoraba su ejército y ejercía mayor control sobre la sociedad, en un proceso de centralización del poder.
La teoría defiende que el motor de la Historia desde el siglo XVI es la guerra, principalmente y en resumen. Guerra como explicación de los cambios económicos, políticos y sociales en la Edad Moderna.
Pero este modelo ha recibido críticas:
- En algunos casos, como en el de Inglaterra, a pesar de la importancia del aparato militar, el régimen era parlamentario; es decir, la guerra no implicaba que el rey tuviera el poder absoluto.
- La teoría presupone que las monarquías absolutas tendieron a la independencia de otros poderes. Sin embargo, las monarquías acudían al crédito, luego dependían de sus suministradores. Y esto era un límite, que venía además impulsado por la guerra. Luego la guerra no sólo provocó centralización, sino también lo contrario. Esta segunda crítica está relacionada con el segundo objetivo del intervencionismo:
Se pretendía que el rey mediara en el desarrollo económico, aumentando la riqueza y el poder de las elites. El mercantilismo quiere que esa elite sea base y fortaleza de la Monarquía. Y con esto se llega a un asunto clave en la Edad Moderna: relaciones monarquía-elites y el propio carácter del Absolutismo.
Por poder absoluto, hoy en día, se entiende un poder preeminente, en el que el rey se hace con la referencia última de los asuntos del reino. Entre los diferentes sectores de la sociedad podían surgir conflictos, arbitrados por el rey, que legislaba y daba la seguridad de tener a alguien a quien acudir en última instancia. Hoy se piensa que el Absolutismo no era tan “absoluto”; era más bien un pacto: los poderosos sostenían al rey, y él los favorecía.
En el siglo XIX se decía que de una aristocracia medieval antagonista del rey, se había pasado a la imposición de éste sobre los otros en la Edad Moderna. Pero ahora se piensa que el rey sostenía a los poderosos y viceversa, y que existían límites claros al poder real. Incluso para el reinado del rey Sol se han analizado límites, pues hasta Luis XIV se apoyaba en los intendentes, que a su vez se apoyaban en él, haciéndose poderosos y mermando el poder monárquico.
De esta forma:
· Rey à Árbitro de las disputas entre poderosos y oligarquías, lo que no significa que su poder fuera rigurosamente absoluto.
· Poderosos à Gestionaban a escala local y regional, y se apoyaban en el rey para aumentar su propio poder, luego el poder del rey crecía.
El rey no podía prescindir de los poderosos. La propaganda pone el origen del poder en Dios, lo que beneficiaba al rey y a los propios poderosos, que podían presentarse donde quisieran con una cédula real que les acreditara con un poder venido directamente de Dios.
¿Cómo el mercantilismo no va a fomentar el poder de los poderosos, si con ello también fomenta el del rey?
El mercantilismo contribuyó a este entramado con su legislación y los dos objetivos que hemos visto. A partir de aquí, los escritos mercantilistas defienden el proteccionismo y, en algunos casos, la tendencia a la autarquía.
La defensa de políticas proteccionistas implica que se intentaba limitar la importación de productos manufacturados y la exportación de materias primas. Por esta razón se ponían muchos aranceles a los productos que venían de otros países y así, si se compraban esos productos se perdían divisas (oro y plata, que eran sinónimo de riqueza). Sí se intentaba, por otro lado, favorecer la exportación de productos manufacturados, así como la importación de materias primas.
Todo esto es básico en el mercantilismo. Son características relacionadas con el interés del Estado por favorecer la industria nacional, que abastezca el mercado interno y llegue también al exterior. En conexión con ello, los postulados mercantilistas intentan perpetuar los monopolios comerciales.
Lo visto puede sistematizarse en cinco características básicas:
a) Poblacionismo: Creencia básica en que un Estado es más rico cuanto mayor es su población. Se busca la repoblación, el crecimiento demográfico, etc. Hoy esta idea no se mantiene.
b) Bullonismo: Creencia en que la riqueza de un Estado se mide por la cantidad de metales preciosos que posee. Es un objetivo básico. La riqueza se medía en oro y plata y había que atraerlos. El término también hace referencia al modo de lograr esto: tener minas y explotarlas directamente en régimen de monopolio. De ahí que el caso español (y el portugués) se ponga de ejemplo claro de bullonismo.
c) Protección de la industria y el comercio: Para conseguir metales, los Estados que no poseen minas deben proteger industria y comercio, para “quitar” la plata al país vecino.

21Nov08

d) Doctrina de la Balanza Comercial favorable: La existencia de más exportaciones y menos importaciones supone para un país tener más ingresos que gastos, que es lo que hay que conseguir. Esta doctrina parte de una visión estática de la riqueza, lo que quiere decir lo siguiente:
El oro y la plata del mundo son finitos à la riqueza es estática, no varía. Todo lo que consiga para sí una monarquía es a costa de otra. No se puede producir más riqueza de la que hay. Esto explica toda la concepción ideológica del mercantilismo, y tiene que ver con la Teoría de Juegos:
[La Teoría De Juegos es una metodología usada en Matemáticas, Sociología y Biología. Con ella, los sociólogos tratan de analizar al ser humano, para saber cuál es la mejor opción para el mismo. Se desarrolló tras la Segunda Guerra Mundial en Estados Unidos, en el contexto de la Guerra Fría: su objetivo era predecir y controlar la reacción y comportamiento de los soviéticos ante ciertas situaciones. Se invirtieron muchos recursos en estas investigaciones.]
e) Fortalecimiento de las monarquías o el Estado: El objetivo último del mercantilismo es favorecer a la monarquía. De ahí que el pensamiento mercantilista fuera muy heterogéneo. Los mercantilistas no establecen condiciones, ni un cómo; sencillamente hacen planteamientos genéricos, heterogéneos e, incluso, contradictorios, en función del país y el momento. Además, las ideas se plantean de forma empírica. Los pensadores observan la realidad, perciben problemas y tratan de dar soluciones.
A partir de ahí, surge una pregunta que enlaza con la segunda parte de este tema: ¿Es el mercantilismo una escuela económica? ¿Existe el mercantilismo en sí?

Historiografía del mercantilismo

Hay muchas opiniones con respecto a esta pregunta que hemos planteado. Los hay que consideran que el mercantilismo tiene coherencia interna y postulados comunes; y los hay que consideran que el mercantilismo como escuela se creó a posteriori. En España se suele aceptar que existe el mercantilismo, sin tener en cuenta las críticas.
Los escritores de los siglos XVI y XVII no tenían conciencia de pertenecer a la misma escuela.
El término Mercantilismo nace en el siglo XVIII, de mano de los fisiócratas, que sí tenían conciencia de pertenecer todos al mismo grupo; y es acuñado más tarde por Adam Smith. El uso que se daba a la palabra era peyorativo, y se contraponía al liberalismo y a la fisiocracia, que lo criticaba por si carácter intervensionista.
Hacia 1870-75, el concepto se dotó de contenidos en Alemania. Se produjo entonces un cambio radical en el enfoque de los textos de los siglos XVI y XVII.
Roscher dotó en 1874 al mercantilismo de un carácter positivo, en el contexto de la escuela clásica alemana. El motivo fue que era una doctrina que fortalecía el poder del Estado. Y estamos en pleno proceso de creación del Estado alemán, que defendía el proteccionismo y el intervensionismo, en contraposición al liberalismo inglés. Mirando al pasado, el mercantilismo era una buena opción, legitimadora y que daba poder al Estado. A partir de ahí proliferan las obras dedicadas al mercantilismo, cargadas de tintes positivos. Los alemanes de la época necesitaban construir el mercantilismo como algo homogéneo, coherente, etc. para justificar la formación económica de la Alemania bismarckiana. Y así empieza a reconocerse el mercantilismo. Pero, como se ve, fue una construcción posterior a los siglos XVI y XVII.
Heckscher es el autor que más ha influido en España. En 1931 dejó la obra clásica y de definitiva articulación del mercantilismo como escuela. Señaló que el mercantilismo era ante todo un sistema de poder y una política de unificación nacional. Defendió la coherencia política de la doctrina, así como de sus objetivos, aunque destacó la debilidad de los medios empleados. Influye en la obra el contexto en el que fue escrita: tras el crack del 29.
Por otro lado, la identificación del bullonismo como un primer estado del mercantilismo, asociado a España y Portugal, frente al colbertismo francés y holandés, más avanzado, son ideas que parten también de este autor.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Nicolás de Oresme. Consecuencias de la devaluación de la moneda.

Nicolás de Oresme. Consecuencias. (Parte 2). Lara Herrero Pedrero.
Las consecuencias de la devaluación de la moneda (reducir su valor intrínseco), producirá un aumento de los precios. Los grandes mercaderes solicitaran la devolución de sus préstamos en monedas de plata y la devolución se producía con monedas de un menor valor material, exigían un interés. En Castilla la práctica del vellón, como moneda para estas devoluciones, será muy negativa en el siglo XVII, hasta 1.680.
Siguiendo la teoría de Oresme el príncipe perdería dinero, debido a que la acuñación requiere una serie de costes. Por ello nos encontramos en el tratado de Oresme, cómo propone que el valor nominal sea mayor que el valor intrínseco. El gobierno no controlaba la reserva fraccionaria bancaria y papel moneda, pero podía alterar la estampación de los certificados en las monedas, o cambiar el contenido de las monedas manteniendo el mismo certificado. De esta forma se aumentaba la oferta monetaria nominal. Esto permitiría al estado pagar sus deudas acordando letras en términos nominales. Pero Oresme se dio cuenta de que la oferta monetaria nominal era poco trascendente.
Oresme desarrollará una serie de conclusiones debido a los cambios que estaba desarrollando en esos momentos la economía:
1. El príncipe acabará controlando la moneda pero también contará con la ayuda del Parlamento.
2. Las operaciones de demandan tendrían que estar sujetas a cambios pero sin ánimo de lucro. La manipulación (la inflación) conduce a la explotación y tiranía. Los políticos inducen cambios en la oferta nominal de dinero, con ello, enriquecen al estado a espaldas de los ciudadanos. Oresme remarcó que el estado saca buen partido de la inflación. Nicolás afirma que la codicia del estado fue la raíz del nacimiento de la inflación; y que, cuando cayó en esa tentación, se volvió un tirano. Lo refleja en un fragmento de su Tratado:
“Soy de la opinión que la principal y causa final de por qué el príncipe pretende tener el poder de alterar la acuñación es debida al beneficio que puede obtener de ella aunque, por otra parte, es una tarea totalmente inútil. Propongo, pues, dar plena muestra de que tal beneficio es injusto. Por cada cambio sobre el dinero, excepto en casos muy raros […], la manipulación significa falsificación y engaño, y éste no es el derecho que pueda tener el príncipe como se ha visto anteriormente. Por lo tanto, desde el momento en el que el príncipe, de forma injusta, se hace con este indebido privilegio, es imposible que sea justificado como beneficio. Además, la cantidad de beneficio que ha tomado el príncipe es necesariamente la pérdida de la comunidad. Cualquier pérdida que el príncipe imponga a la comunidad es injusto y un acto digno de un tirano y no un príncipe tal y como dijo Aristóteles. Y si el tirano miente diciendo que tal beneficio es en favor público, no ha de ser creído, porqué de igual forma podría tomar mi abrigo alegando que lo ha hecho para la necesidad pública. San Pablo dijo haz el bien y evita el mal. Nada obtenido mediante la farsa será usado con buenos propósitos jamás. Otra vez, si el príncipe tiene el derecho de realizar una simple alteración en la acuñación e ingresar algún beneficio de tal acción, también tendrá el derecho de hacer mayores alteraciones y obtener mayores beneficios, y al hacer esto más de una vez lo seguirá repitiendo en el futuro… Y es muy probable que el príncipe o sus sucesores sigan haciéndolo lo mismo cada vez que lo deseen o también por deliberación de su consejo tan pronto como les sea posible ya que la naturaleza humana está inclinada a amontonar riquezas que vengan fácilmente. Por lo tanto, el príncipe no dudará en sacar casi todo el dinero o riquezas de sus súbditos hasta reducirlos a la esclavitud. Éste es un acto tiránico; realmente es una absoluta tiranía como ya han dicho los filósofos y sus antecesores en la historia.”

Resaltaba que un cambio en el valor nominal de la oferta monetaria, no ayudaría a la economía. . La oferta monetaria nominal es por si misma irrelevante a los efectos de los intercambios monetarios.
3. La alteración de la moneda o su falsificación del valor. La usura. Oresme apuntó cuatro razones basándose en la Ley de Gresham, la falsificación, la disminución del comercio, y el engaño que conduce al derroche. En este fragmento Oresme destacará como “el mal dinero desplaza al buen dinero” sólo bajo el impacto del control de precios fijos, es decir, los ciudadanos están obligados por ley a aceptar las nuevas monedas de peor calidad en las mismas condiciones que las antiguas monedas. En una economía libre, el mejor producto siempre desplaza al peor. Según Oresme:
“[…] Semejantes alteraciones y falsificación disminuyen la cantidad de oro y plata en el reino y de metal precioso. A pesar de cualquier prohibición, es trasladado al exterior donde tiene mayor valor. Los hombres intentan llevar su dinero a aquellos lugares donde creen que será más valioso, y esto reduce la cantidad material de dinero en el reino.”
Oresme también destacó que la falsificación oficial puede invitar a los falsificadores extranjeros a aprovechar la oportunidad presentada por la devaluación de la moneda “y de este modo robar al rey los beneficios con los cuales él había pensado hacerse”. Oresme se daría cuenta de que el valor nominal podía enriquecer al rey, aunque salvo alguna excepción, este lucro no se tendría que haber producido. Según Oresme:
“Otra vez, a razón de estas alteraciones, las buenas mercancías o riquezas naturales dejan de entrar en el reino donde se comercia, ya que los mercaderes —quedando el resto de cosas igual— prefieren pasar de largo a esos lugares en los cuales reciban dinero sano y bueno. Más aún, en tal reino el comercio interno se ve perturbado y entorpecido en muchos sentidos debido a tales cambios; y mientras éstos permanecen, las rentas del dinero, pensiones anuales, alquileres, cesiones y similares, como ya es bien sabido, no pueden ser justamente tasados o valorados. Tampoco el dinero puede ser prestado ni tomado, y muchos se niegan a hacer obras caritativas en este entorno. Así pues, la buena cualidad del metal en las monedas, los mercaderes y todas estas cosas son necesarias o de gran utilidad para la humanidad; y su opuesto es perjudicial y dañino para la comunidad civil entera.”
Hay que destacar que Nicolás de Oresme sería pionero en anticipar la idea sobre la teoría austriaca basada en los ciclos económicos. Oresme añadió:
“El príncipe puede sacar casi todo el dinero a la comunidad y empobrecer terriblemente a sus sirvientes. Y como una enfermedad crónica ésta es más peligrosa que no otras porqué actúa de forma casi inapreciable. Y es que la extorsión cuanto más disimulada más peligrosa ya que su lenta opresión no parece que sea tal. Por lo tanto, ningún gravamen puede llegar a ser más pesado, más general o más severo.”
La Usura. Uno de los factores más importantes para Oresme siempre fue la moral sobre la producción de dinero. Para él, el cambio de dinero y la usura pueden ser aceptados bajo ciertas circunstancias, y aún así la condena. Pero la falsificación nunca se tenía que permitir. Oresme defendía que el “cambio de nombres” jamás debía ser producido. La alteración en el peso, “repugnante y un fraudulento robo”, que estas alteraciones del dinero eran “opuestas a la forma de actuar de la naturaleza”. Son peores que la usura, porqué la usura, al menos, nace de la voluntad contractual entre el deudor y el que facilita el crédito pero las alteraciones se hacen sin un contrato. Por ello la falsificación y la usura debían ir acompañadas de las penas más duras, incluso la muerte. Estas penas eran consecuencia, no sólo de atacar la moneda, sino la propia figura del rey. Oresme afirmaba:
“El usurero presta su dinero a alguien para que éste lo tome sobre su libre voluntad y para que disfrute del uso del mismo y alivie sus necesidades; y el excedente que devuelva sobre el principal habrá estado determinado bajo la libertad de contrato entre las partes. Pero un príncipe, por medio de un innecesario cambio en la acuñación, toma de forma evidente el dinero a sus súbditos en contra de su voluntad substituyendo el viejo dinero por el nuevo como si fuese mejor, y nadie lo quiere. Los súbditos innecesariamente y sin ninguna posible alternativa tomarán el dinero de peor calidad… Y en la medida en la que el príncipe recibe más dinero, en contra y más allá de la naturaleza del propio dinero, ese dinero ganado es igual a la usura; pero peor que ésta ya que no versa en un acto voluntario sino que va en contra de la voluntad de los súbditos, incapaces de sacarle beneficio y siendo un acto totalmente innecesario. Mientras que el interés del usurero no es excesivo, o más generalmente injusto a la mayoría, este impuesto impone tiranía y fraudulencia en contra de la voluntad de la comunidad entera. Dudo si a esto no se le tendría que llamar robo con violencia o extorsión fraudulenta.”

En conclusión, Oresme fue más allá intentando establecer las primeras teorías del dinero, las primeras teorías sobre el valor intrínseco de la moneda, la responsabilidad del poder político en la acuñación, etc. Y condenaría las consecuencias que surgirían con la devaluación de la moneda.

Nicolás de Oresme. El monetarismo.

Nicolás de Oresme, el primer monetarista. Lara Herrero Pedrero.
Nicolás de Oresme planteó el papel del príncipe en la economía y sobre todo en el cuidado de la moneda. Los temas del comercio y el monetarismo son temas que basculan con la idea del aumento del poder del rey. Oresme era partidario de que el monarca debía motivar el comercio, y afirmaba que era de primordial importancia; lo que debían hacer los príncipes era fomentar el comercio y crear para ello las condiciones favorables. Para Oresme, la principal de las condiciones era la correcta administración financiera. Gracias a sus teorías planteadas sería considerado como el primer pensador sobre la moneda, el primer monetarista. . Durante esta época, no fue mucho lo que se escribió, porque la economía no existía separadamente de la vida económica. La rígida estructura jerárquica de la sociedad feudal encargaba y distribuía bienes y servicios, en respuesta al imperio de la ley, la costumbre y el temor a un castigo doloroso. El mercado era una excepción, y los estudiosos no se ocuparan de él. Oresme lo hizo y reaccionó ante un mundo en expansión, en el cual surgían con fuerza los mercados y el dinero. En 1.355, escribió un tratado sobre ética y economía sobre la producción del dinero. El libro se tituló Tratado sobre el Origen, Naturaleza, Ley, y Alteración de las Monedas, y consolidó su fama como economista. El título se podría traducir hoy como "Tratado sobre la Inflación." Oresme sería el pionero en la economía política de la inflación.
Hay que realizar un pequeño inciso, la moneda actual y la de la época están diferenciadas por su contenido, es decir, por su valor intrínseco. En la actualidad, el valor intrínseco de nuestra moneda es muy “pobre”, acuñadas en aluminio o realizadas en papel moneda, con un valor sólo nominal. En la Edad Moderna existía una valor intrínseco (las monedas eran acuñadas en materiales preciosos, como el oro y la plata) y un valor nominal o facial (la moneda se comportará como producto). Un claro reflejo son los beneficios que sacaban los comerciantes genoveses con las prácticas de cambio de moneda. El valor de la moneda tan elevado traería importantes consecuencias para la economía de la época.
Sería en este caso cuando Oresme plantearía el papel del príncipe de la economía y de la buena moneda. Surge la primera teoría del dinero, donde este economista definirá el significado de moneda, su valor material, cuando surgió y la responsabilidad del poder político por la acuñación de la moneda (siempre buscó fortalecer el poder real). Sostuvo que el príncipe no debía alterar el contenido metálico de la moneda, ya que la moneda fiable y buena favorecía al comercio.
Oresme comenzaría con la explicación del término moneda; enfatizó que la palabra latina para el dinero, "moneta", tiene una raíz etimológica diferente. No tiene nada que ver con la ley y el estado, sino con la información de la certificación. Su raíz fue "moneo", que significa te informo, porque el certificado nos informa que no haya fraude, ni en el metal ni en su peso. La producción de dinero no fue un acto burocrático, sino una actividad de mercado. Sería el productor privado (Oresme explicará como fue el Estado el que dio la orden de la creación de las monedas) de dinero el que creó el servicio de certificación. Que a su vez, informaba a los usuarios de moneda sobre el valor intrínseco, sobre los materiales que contenía. Este tipo de información fue muy útil, ya que, reducía la incertidumbre y el coste de la medición. Oresme, lo explicaría de esta forma:
“Cuando los hombres empezaron a comerciar, o a comprar bienes con dinero, éste carecía de estampa o imagen. La cantidad de plata o bronce era intercambiada por carne, bebida y medida por su peso. Desde que empezó a ser molestado recurrir constantemente a escalas o patrones y determinar la equivalencia exacta del peso, y desde que el vendedor no estaba seguro del grado de pureza del metal ofrecido fue prudentemente dispuesto por los sabios de ese tiempo que los trozos de dinero habían de ser de un metal dado con un mismo peso y todos debían ser estampados con una marca conocida por todo el mundo para indicar la calidad y peso de la moneda. Por lo tanto, las sospechas serían evitadas y el valor aceptado de buena gana.[…]”.
Sin embargo, Oresme se apresura a apuntar que los príncipes no poseen ninguna moneda. Es una ventaja derivada del hecho que el dinero “es esencialmente establecido y elaborado para el bien de la comunidad”. No será partidario de que el príncipe utilice la moneda con ánimo de lucro. Un claro ejemplo de esta aclaración de Oresme se produce en el siglo XVII. En la época de reinado de Felipe III- Felipe IV, se realizará una disminución del valor intrínseco de la moneda de plata y se acuñará la moneda de vellón.

domingo, 9 de noviembre de 2008

El Tomismo, Santo Tomás de Aquino.

Bibliografía
-Spiegel W. Henry, El desarrollo del pensamiento económico. Historia del pensamiento económico desde los tiempos bíblicos hasta nuestros días. (Capitulo 3: El pensamiento económico medieval, la práctica de la caridad y la evitación del pecado).
-García de Cortázar, J.A. y Sesma Muñoz, J.A. Historia de la Edad Media, Una síntesis interpretativa.
-Magee, B. Histoire illustrée de la philosophie.
-Arroyo Fernández, M. Diccionario de pensamiento o ismos.
-Runes D. Diccionario de filosofía.
-Ferrater Mora, J. Diccionario de filosofía.

La Escolástica y su evolución
La Escolástica es una amplia etapa de pensamiento cristiano que se desarrolló, después de la patrística, entre los siglos VIII y XIV. En el periodo de la patrística se habían ido fijando los dogmas del cristianismo, que fueron considerados como verdades indiscutibles. De los padres de la Iglesia el más notable e influyente fue San Agustín (354-430). San Agustín, a caballo entre dos mundos: la caída del imperio Romano y el inicio de la Edad mMedia, acabó por convertirse al cristianismo pero conservando las influencias de la rica cultura grecorromana, que buscará acomodar al pensamiento cristiano. En esta época, era muy poco el crédito que la Iglesia otorgaba a la Razón y a la ciencia, pues a los fieles se les inculcaba la idea de que únicamente la fe ciega en los dogmas era la vía adecuada para acceder a la verdad y a Dios. Precisamente por ello, o como consecuencia de ello, los filósofos de este primer periodo buscan justificar los dogmas del cristianismo.
Sin embargo, paralelamente a la evolución de la escolástica, el valor que se le otorgaba a la razón como instrumento para comprender el mundo fue ganando terreno. Este largo proceso desembocaría en la escisión entre fe y razón, es decir entre religión y ciencia, en la época final del escolasticismo.

El Renacimiento Carolingio es la primera fase de la Escolástica y una de las figuras más destacadas fue el irlandés Juan Escoto Erígena del siglo IX, que consideraba que la razón era un instrumento crítico perfectamente válido para dilucidar hasta que punto los dogmas son o no válidos. Después de Escoto se produjo un paréntesis de casi total oscuridad durante todo el siglo X. En el siglo XI comenzó a observarse un cierto renacer de la filosofía escolástica. Algunos, como Pedro Damián o San Bernardo de Claraval sentían predilección por los intereses místicos. Pero consideraban que la fe en Dios era el único modo de alcanzar la verdad.
A lo largo del siglo XIII se produce un progresivo aumento del interés social por el conocimiento, se produce la consolidación de la filosofía. En este sentido, hay que destacar el decisivo papel adoptado por las universidades en la elaboración del pensamiento, concretamente las de París y Oxford. Además los frailes mendicantes, franciscanos y dominicos tienen un papel activo en las cátedras universitarias de teología, y los clérigos seculares tratan de dominar las de las Artes. De tal forma que progresivamente las corrientes de pensamiento se van definiendo permitiéndonos hablar de escuelas. Pero será la entrada en occidente de varias obras de Aristóteles lo que dará un giro radical al escolasticismo. San Alberto Magno (1193-1280) fue uno de los escolásticos que en mayor medida facilitó este cambio debido a su esfuerzo por dar a conocer las ideas de Aristóteles y de otros autores árabes y judíos.
En París, la capital cultural del momento, surgieron 2 escuelas aristotélicas: El averroísmo y el Tomismo, que a pesar de sus divergencias manifestaron un interés creciente por el uso de la razón como medio para acceder a la verdad.
El Tomismo (sobre el que hablaremos más profundamente a continuación), aunque es cierto que en un principio suscitó la oposición de otras facciones de la iglesia, especialmente la de los franciscanos, se extendió con cierta rapidez desde París a los demás países de Europa, y prevaleció claramente sobre el aristotelismo averroísta. De tal manera, que a la larga las aportaciones de Santo Tomás llegaron a convertirse en verdaderos dogmas de la Iglesia.
El Averroísmo, por su parte, esta inspirado en filósofo árabe Averroes (1126 – 1198). Su idea más revolucionaria era la diferencia tajante que trazaba entre la fe religiosa y la razón, y la mayor importancia que le daba a esta última. Para Averroes tanto la fe como la razón tienen su razón de ser: La fe en los dogmas está bien para el pueblo, pero no para el filósofo. El pueblo es inculto , y necesita que se le inculque una fe ciega y poco crítica, para que acate los dogmas sin discutirlos. La razón, sin embargo, es patrimonio de la minoría culta que se dedica a la investigación científica. La misión del filósofo y del científico es llegar a la verdad. Por eso el sabio debe contar con la libertad suficiente para ejercitar su razón, y para interpretar a su modo los dogmas. Esta idea de que la razón es superior a la fe fue considerada sumamente peligrosa por la religión islámica y por el cristianismo.
En oposición a ellas se desarrollaron otras corrientes, integradas principalmente por franciscanos, que consideraban conveniente una vuelta a San Agustín. De este modo, se oponían a una separación entre religión y filosofía, valoraban la fe sobre la razón y tenían con frecuencia inclinaciones místicas. Entre ellos podemos citar a San Buenaventura (1221-1274) y al inglés Roger Bacon (aprox. 1214-1294),que fue uno de los precedentes del empirismo inglés.
Por último debemos nombrar las dos escuelas teológicas que cerrarán la escolástica: el Escotismo y el Ockamismo. El Escotismo es una corriente formada por los seguidores del escocés Duns Escoto (1270-1308), que será uno de los más destacados opositores del tomismo. En efecto, el escotismo se caracteriza por su dura crítica, basada en la inconsecuencia de los argumentos filosóficos de Santo Tomás. Escoto defenderá que las verdades teológicas son cuestión sólo de fe, y que por lo tanto no tiene objeto intentar demostrar su validez utilizando argumentos basados en la razón. El Ockamismo proviene del inglés Guillermo de Ockam (aprox. 1298-1349) fue una escuela formada por franciscanos. Ockam y sus seguidores criticaban la escandalosa riqueza en que vivía la jerarquía eclesiástica y defendían la pobrez. Consideraban además necesario establecer una separación entre poder laico y poder religioso. Además Ockam aportó una importante idea que sería recogida por el empirismo inglés: no debemos multiplicar los entes más allá de lo necesario, y por tanto tenemos que desechar todo concepto cuya existencia no este avalada por la realidad tal y como la percibimos a través de lo sentidos.


Tomismo y Santo Tomás de Aquino
El Tomismo es una escuela de teología medieval que junto con el averroísmo, introduce varias obras de Aristóteles, hasta entonces desconocidas, concretamente las de Metafísica y las de Física.
Santo Tomás de Aquino, el fundador de esta escuela, procede de una familia noble de la región de Nápoles. Estudiaría en el monasterio de Monte Casino, y tras ingresar en la orden dominica, lo haría en París y Colonia, donde será discípulo de Alberto Magno. Podemos destacar tres grandes obras de Santo Tomás que son: Comentarios a las Sentencias de Pedro Lombardo; Summa contra gentiles y Summa theologica (que está inacabada). El conjunto de sus obras configuro lo que se ha llamado el aristotelismo cristiano.
Santo Tomás se alarmó al ver la aceptación que tenían los comentarios de Averroes sobre Aristóteles, pues hacían peligrar la credibilidad de la ortodoxia religiosa al elevar el valor de la razón sobre el de la fe. Para contrarrestar el averroísmo, Santo Tomás acude a las traducciones directas de las obras de Aristóteles e intenta hacerlas compatibles con el cristianismo.
La Iglesia intentó frenar la difusión del pensamiento aristotélico, ya que se le daba mucha importancia al conocimiento empírico, lo que podía llegar a despreciar le fe en los dogmas religiosos, ya que la verdad de estos últimos, no podía demostrarse científicamente. Santo Tomás decide conciliar fe y razón. Considera que la razón es válida porque mediante ella se aprende lo universal, pues cuando captamos los fenómenos a través de los sentidos, y luego utilizamos nuestro intelecto para descubrir las leyes generales que rigen esos fenómenos, estamos accediendo a una verdad de origen divino. Pero la fe es también un modo adecuado para acceder a esa verdad que reflejan los dogmas religiosos. Para santo Tomás fe y razón remiten a una misma verdad. De tal modo que leyendo la Biblia o empleando nuestra propia razón podemos averiguar cual es el modo moralmente correcto de actuar.
Adentrándonos en los aspectos económicos del Tomismo y de Santo Tomás haremos referencia a dos temas claves: el Precio Justo y al Cobro de Interés.

a) El Justo Precio
Las leyes romanas clásicas habían sostenido la libertad de contrato y regateo y habían impuesto pocas o ninguna restricción a los precios ajustados en el trato. El concepto de “Laesio enormis”, es decir violación excesiva, sólo se aplicaba en algunas escasas excepciones. Pero a lo largo de la Edad Media la “Laesio enormis” se extendió ampliamente y así se hizo posible llevar ante los tribunales y poner en duda la validez de una transacción en la que el comprador hubiera tenido que pagar más del 50% de sobrecargo sobre el precio justo o en la que el vendedor hubiera percibido menos de la mitad de dicho precio.
Los argumentos de Santo Tomás sobre del justo precio se pueden encontrar en su obra la Summa, bajo el título: “¿Puede un hombre vender lícitamente una cosa por más de su valor?”. Para Santo Tomás el valor de una cosa es su justo precio y si el precio de venta se desvía de él debe procederse a la restitución de la diferencia al comprador o al vendedor, según el caso.
En cualquier caso Tomás de Aquino no especifica cuál es el valor o justo precio de una cosa. Santo Tomás considera que nadie desea adquirir una mercancía a precio excesivo, nadie deberá intentar venderla por más de lo que vale. Además indica que los cambios deben hacerse en forma que sean ventajosos tanto para el comprador como para el vendedor, ya que el contrato entre ambos debe estar basado en la igualdad de las cosas, en esta idea vemos la influencia de las obras, más concretamente de la Ética y la Política, de Aristóteles.

b) El interés y el dinero
En época romana se permitía el cobro de interés, pero con la caída del Imperio y el inicio de la Edad Media, más concretamente con la aplicación del pensamiento filosófico de la Patrística, éste se prohibió, siendo igualado con la usura, es decir, que será considerado un pecado de avaricia o de falta de caridad, y así se mantendrá durante varios siglos. En efecto, varios Concilios, como el de Nicea o el de Letrán, Carlomagno e incluso Santo Tomás prohibirán y condenarán claramente el cobro de intereses.
Santo Tomás en su obra Summa expone una serie de argumentos que justifican su oposición al cobro de intereses. Para ello, distingue entre bienes no consumibles y bienes consumibles. Entre los primeros tenemos grandes propiedades como un terreno agrícola o una casa, que al arrendarse rinden un beneficio. En el caso de los segundos nos enfrentamos a productos perecederos como alimentos (vino, grano, etc.) que lo único que puede hacerse con ellos es consumirlos. Para Santo Tomás el arrendante de una casa puede recibir lo arrendado más una renta, pero aquel que presta una mercancía perecedera no puede recibir más de lo prestado porque está pidiendo más de lo que el producto puede dar.
El aumento y subida de precios, el cambio del valor del dinero, fue un tema bastante controvertido en esta época. Hay que recordar que para Aristóteles el dinero servía como instrumento de cambio, esa era su función. Por ello aquel que prestaba dinero no podía exigir más de la cantidad prestada. Sin embargo, era difícil comprender y aceptar que el paso del tiempo incidiera en el valor de un objeto y del propio dinero.


Un personaje en la transición entre Edad Media y Edad Moderna: Nicolás de Oresme.
Nicolás de Oresme estudió teología en París, fue un gran maestro del Colegio de Navarra, de la universidad de Paris. En 1377 será nombrado obispo de Lisieux. Pero sin duda lo más destacado de este personaje es la amplitud de sus horizontes intelectuales, en efecto, se interesó por la filosofía, la física, las matemáticas, la astronomía, la astrología y la economía. Se encuentra en diversos aspectos a caballo entre el ocaso del mundo medieval y el inicio de una época de cambios con el Renacimiento y el humanismo. Así pues muchos de sus pensamientos e ideas son preludios y antecedentes de lo que marcará la edad Moderna. A nivel económico hay que destacar su tratado sobre las monedas, titulado: Traicté de la première invention des monnaies, que es uno de los primeros de la Edad Moderna.