viernes, 12 de diciembre de 2008

Bibliografía
Arroyo Fernández, M. Diccionario de pensamiento o ismos.
Ferrater Mora , J. Diccionario de Filosofía (4).
Martínez-Echevarría, M.A. Evolución del pensamiento económico.
Spiegel W. Henry, El desarrollo del pensamiento económico. Historia del pensamiento económico desde los tiempos bíblicos hasta nuestros días.
Tortella, G. Introducción a la economía para historiadores.

El nacimiento de la Economía como ciencia: La “Economía Clásica”
Nos encontramos en ese momento en el que la época moderna y la época contemporánea se dan la mano, pues estamos en una etapa de cambios. Sin embargo no se produce un corte radical, ni hay una fecha clara que permita zanjar una época y comenzar otra, las transformaciones que se producen son estructurales y se fundamentan sobre las aportaciones del siglo XVIII. Ésta época es especialmente recordada por las revoluciones políticas (Revolución francesa; Guerra de la Independencia; Las Independencias americanas, etc.) y la revolución industrial, que marcará un antes y un después en términos económicos, sin embrago todas estas revoluciones necesitan una primera revolución, la de los espíritus. Es necesario que haya cambios en el pensamiento, en la filosofía y que se difundan para que se produzcan tantas revoluciones en los años siguientes.
En cuanto a la economía en ésta época se producen grandes cambios, y aunque pudimos hablar de escuela económica con la fisiocracia, tendremos que esperar hasta finales del XVIII y principios del XIX, para hablar de Ciencia económica. En efecto, en este momento se organizan y sistematizan las teorías de un grupo de economistas, dicha elaboración doctrinal tomará el nombre de “Economía Clásica”. A partir de entonces, la economía recibirá un tratamiento sistemático, que la llevará a ser considerada una como una ciencia, como una base a la que se hará referencia en la elaboración de teorías posteriores.
Adam Smith, el padre de la ciencia económica, elaboró su pensamiento y construyó una teoría económica en el momento exacto. En efecto, a nivel económico, Inglaterra se prepara para ser la nación más poderosa en los próximos años, estamos en los precedentes de la Revolución Industrial. El comercio se extiende y se intensifica tanto a nivel interior como exterior; las mejoras tecnológicas están creciendo; la población aumenta y está impregnada por una fuerte vitalidad; se desarrollan las instituciones económicas (la Banca y el sistema crediticio), etc. Se estaba gestando lo que en el futuro se llamará “Economía de mercado”. Adam Smith supo analizar, sintetizar y coordinar el pensamiento económico de sus predecesores, pero no se limitó a rescatar ideas, elaboró una teoría donde intentó dar respuesta al problema de la llamada “Economía de Mercado”: cómo compaginar la iniciativa privada con el interés común. Efectivamente, estamos ante un creciente individualismo, ante una economía marcada por la propiedad privada, por lo que el problema que se plantea es saber cómo esa economía de tipo individual puede compaginarse y responder a necesidades colectivas.

Adam Smith (1723-1790)

Datos biográficos
Adam Smith, conocido por ser el padre de la ciencia económica, nació en 1723 en Kirkaldy, una pequeña villa de mil quinientos habitantes, cerca de Edimburgo, en Escocia, a los pocos meses de la muerte de su padre (con un pensamiento totalmente opuesto al de su hijo), un inspector de aduanas y férreo defensor del proteccionismo y mercantilismo. Adam Smith llevó una vida tranquila y armónica, sin grandes conmociones. Era un hombre distraído, pero aunque esto pueda parecer un defecto, al contrario, en su distracción residía su fortaleza porque era su forma de concentrarse y así poder elaborar sus pensamientos y teorías, que le darán el sobrenombre de fundador de la ciencia económica. Además, quizás fruto de su capacidad intelectual, le inquietaron gran cantidad de temas como atestiguan sus conferencias y escritos.
Estudió en Glasgow College, donde conoció a Francis Hutcheson, un profesor de filosofía moral, cuya cátedra ocuparía algunos años después. También estudió en el “Balliol College” de Oxford, donde permaneció seis años con una beca, pero quedó desencantado, pues en esa época (la primera década del siglo XVIII), los estudiantes eran calificados de juerguistas, bebedores y el profesorado dejaba también mucho que desear. En vista de ese panorama muchos estudiantes dejaban sus estudios, por ello, en ésta época Adam Smith aprendió más por sus lecturas personales que por la formación que pudo brindarle la Universidad. En 1746 regresa a Escocia y en 1748 en Edimburgo, comenzó a dar conferencias sobre retórica, literatura, política y jurisprudencia; a la vez que trabó una buena amistad con David Hume. En 1750, debido a sus exitosas conferencias, fue elegido para ocupar la cátedra de lógica de Glasgow College, donde permaneció un año, pues en 1752, obtuvo la cátedra de filosofía moral (hoy, Ciencias Sociales). En Glasgow pasaría trece fructíferos años, hasta 1764.
En 1759, publicó su obra Teoría de los sentimientos morales , que versa sobre la ética, gracias al éxito de su libro, logró ser tutor de un joven noble, el Duque de Buccleuch, renunció a su cátedra para dedicarse de lleno a su nuevo empleo y poder hacer el conocido Tour o viaje por Europa, típico de esa época. De este modo, viajo por Suiza y Francia, donde conoció a notables personalidades y a los grandes fisiócratas. Será precisamente en 1764, en Toulouse, donde empezó a escribir la obra que le hará famoso: La Riqueza de las naciones, que terminará una vez retirado en Kirkaldy. El propio Adam Smith vivirá el comienzo del éxito de su obra, gracias a ello, el Duque de Buccleuch, le ofreció el puesto de comisario de aduanas en Edimburgo, en el que permanecerá hasta su muerte, en 1790.
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El pensamiento de Adam Smith
Aunque Adam Smith es conocido fundamentalmente por su planteamientos económicos, como hemos visto a lo largo de su biografía, fueron sin embargo muy diversos los aspectos que le interesaron, así podemos recordar que existe la vertiente de filósofo del “sentimiento moral” o “sentido moral”. Sin embargo, aunque estudiaremos con mayor profundidad sus teorías económicas, hay que decir que el pensamiento de Adam Smith tanto en economía como en filosofía moral estuvo marcado por un constante esfuerzo de reunir la doctrina con la “práctica”, con la experiencia.
Su obra La Riqueza de las naciones, fue un auténtico éxito, desde el momento de su publicación, a pesar de ser extensa, su prosa ágil, los toques de humor y de ironía y presencia de datos serios la convirtieron rápidamente en una obra de referencia, hasta nuestros días. La obra de Adam Smith plantea tres grandes cuestiones:

Naturaleza del sistema económico: La “Mano Invisible”
Adam Smith desarrolló el concepto de individualismo, pues considera que es el interés personal o individual el que mueve la economía. En su obra Teoría de los sentimientos morales, considera que el hombre actúa siempre por interés, así, el éxito económico corresponde a un deseo de ser admirado y considerado superior por los demás, con lo cual son el ansia y la envidia los que motivan a acumular riquezas, por ello sostendrá que “no es la benevolencia del carnicero ni del panadero ni del cervecero, de lo que esperamos obtener nuestra cena, sino de su desvelo por sus propios intereses”.
Sin embargo, lo que permite que se mantenga una armonía y orden natural, como vimos con la expresión “laissez faire, laissez passer” de los fisiócratas, a pesar de que la economía este impulsada por las pasiones humanas, es lo que Smith llama la “mano invisible”. Así nos dice que “El hombre es conducido por una mano invisible que le impone el cumplimiento de un fin que no forma parte de su intención”. La “mano invisible” operaría en el seno del sistema de mercado, mediante la competencia entre las fuerzas actuantes. De tal forma que estas fuerzas en competencia actúan de dos maneras: En primer lugar, garantizan que los productores aportan al mercado las mercancías que los consumidores demandan. Además lo deben hacer a un precio que represente “el importe” de la mercancía o “lo que realmente costó poner esa mercancía en el mercado”. En segundo lugar, estas fuerzas aseguraran una buena gestión en el proceso productivo, para que los costos de producción sean los más bajos posibles. Por lo tanto lo que permite unir las iniciativas personales es la competencia, que se convierte, a su vez, en la base del sistema económico de libre mercado.

Precios y salarios
La economía como ciencia tiene tres partes: Microeconomía, Macroeconomía y Técnicas de estudio (economía aplicada). La macroeconomía y la microeconomía son las dos grandes ramas de la Teoría económica. Las ideas macroeconómicas han existido siempre, pero su nacimiento como campo de estudio se produce en 1936 con la Teoría general de Keynes, nace para explicar la gran depresión, que sucedió al crack de 1929, así, estudia la economía a nivel estatal. La microeconomía, como su nombre indica, estudia las unidades básicas del sistema económico, los individuos. Pero aunque se estudian separadamente, microeconomía y macroeconomía son esferas complementarias. Las técnicas de estudio, es decir, la economía aplicada se refiere a cómo desarrolla el economista su trabajo.
Para Smith, el precio (el “precio de mercado”) viene determinado por la ley de Oferta y Demanda. De tal manera que la subida de los precios de los productos aumenta la ganancia, fomentando un incremento en la producción de dicho producto, la caída de los precios producirá el efecto inverso. Recordemos que para que el productor o vendedor obtenga beneficios (que es su objetivo) debe de situar el precio de mercado por encima del costo de producción. Por coste de producción se entiende la suma de todos los gastos necesarios para producir un determinado producto, es decir: materia primas, uso de capital (interés), salarios, renta de la tierra, etc. De tal manera que las fluctuaciones de la demanda contraen o expanden el nivel de producción.
Para Adam Smith el valor de un producto corresponde a su costo de producción. Para explicar porque el precio está determinado por el costo de producción, Smith construyó la controvertida Teoría del Valor. Con ésta teoría establece la existencia de dos clases de valores: el valor “de uso”, que corresponde a las necesidades y el valor “de cambio”, que corresponde al mercado. Con la elaboración de esta teoría intentaba explicar cómo ciertos productos que son básicos (como los alimentos), son baratos, y en cambio, los productos de lujo (por ejemplo los diamantes), que no son necesarios tienen precios tan altos.
Será a partir de Adam Smith que el Salario cobre más importancia dentro del pensamiento económico. Así estableció que el salario es el producto del trabajo, pero es una cantidad que varía, ya que los trabajadores y los empresarios pueden reunirse logrando subir o bajar los salarios (en este sentido suelen tener más éxito los empresarios). Sin embargo, hay un mínimo que no se puede rebasar, el salario de subsistencia, se trata de la remuneración necesaria para que el trabajador y su familia puedan subsistir. Para que los salarios aumenten, debe producirse un aumento de la demanda de trabajo y los ingresos de la empresa deben estar en aumento. Para Smith unos salarios altos son un fenómeno positivo porque conllevan felicidad y una mejora para la sociedad, además de que simbolizan una etapa de auge y riqueza.

El papel del Estado en la Economía
Para Adam Smith el Estado no debe intervenir en los asuntos económicos. En este sentido, adopta un planteamiento liberalista, pues propugna que no debe haber restricciones al libre comercio.
Por otro lado, hay que recordar que Adam Smith fue el primero en subrayar la importancia de la especialización en el trabajo, fue más allá, abogaba por lo que denominó “división del trabajo” es decir, que cada obrero se ocupara de una parte concreta de la producción. Mediante la “división del trabajo”, se aceleraría la destreza del obrero o artesano; se reducen las pérdidas de tiempo, que implica el paso de una actividad a otra; y al aislar las tareas, se pueden diseñar herramientas que facilitan el trabajo. Sin embargo, surge un problema, y es que el trabajador al pasar tanto tiempo ejecutando la misma actividad, se convierte prácticamente en un autómata. Para resolver esta cuestión Smith propone incentivar la educación, pero una educación para todos y facilitada por el Estado, este será el único papel que le corresponde en la esfera económica. El Estado debe educar a los ciudadanos, según el sistema económico, para que fueran parte activa de la economía.
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Críticas al pensamiento de Adam Smith
La obra de Adam Smith, La Riqueza de las naciones, tuvo un éxito inmediato y su influencia se sostendría durante varios años. Aproximadamente una década pasará desde su publicación hasta el estallido de la Revolución francesa, donde alcanzará nuevas dimensiones. Para algunos, más partidarios de la conservación del Antiguo Régimen y del viejo orden, verán en la obra de Smith una chispa que podría encender aun más los ánimos y difundir el pensamiento revolucionario. Para otros, sobre todo en Francia, la obra de Smith iba en la línea de sus pensamientos y tuvo mejor acogida, principalmente entre filósofos como Condorcet, defensor de la libertad del individuo y de la igualdad entre hombres y mujeres.
Pero andando el tiempo la obra de Smith recibiría también críticas negativas y aun hoy se mantiene cierto debate sobre sus planteamientos. Podemos esbozar brevemente algunas de las más destacadas. La principal crítica que recibió Smith, posiblemente porque su vida estuvo marcada por una armonía casi poética, fue el hecho de que partía del supuesto de que los mercados eran armónicos y perfectos, cuando en realidad son asimétricos. Es decir, no todos los trabajadores o empresarios parten con las mismas bases, pues algunos pueden verse favorecidos. Asimismo se puede criticar la idea de que un conjunto de intereses particulares llevan a un interés general. Recordemos que Smith basa los intereses del hombre en su ambición, en su comportamiento no-ético, con lo que nos podemos preguntar cómo de ese conjunto de comportamientos no éticos surge un comportamiento ético. Sin embargo, es un acierto pensar que cada persona es consciente de su situación, lo que le permite ser la más indicada para hacer frente a sus auténticas necesidades.
Con el paso del tiempo la economía tenderá hacia el liberalismo, hacía el neoclasicismo económico (propio de la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX) se trata de un sistema radicalmente opuesto al del Antiguo Régimen. En efecto la Revolución Industrial y el peso cada vez mayor de Inglaterra en ámbito económico, país que vio nacer a dos grandes figuras del liberalismo: John Locke y Adam Smith, impondrá su sistema y su filosofía económica. Se defendía la libertad de empresa y de comercio, pero sobre todo, la ausencia de barreras aduaneras y de intervención estatal. Sin embargo pronto varios sectores se opondrán abogando por unas medidas proteccionistas, uno de ellos será Keynes. Asimismo, se enfrentarán a los liberales los socialistas, marxistas, anarquistas y sindicalistas defensores de la clase trabajadora. Más concretamente el marxismo, la tendencia más conocida, criticaba precisamente la forma en que se establecía el salario, así, instauró el concepto de plus valía, es decir que parte del beneficio del empresario debe ir al trabajador, ya que gracias a él se transforma la materia prima. El trabajador no sólo debe obtener un salario de subsistencia que apenas cubra sus necesidades básicas.

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