jueves, 22 de enero de 2009

Comentario final sobre la economía moderna

Antes de que comenzara a cursar esta asignatura, Historia Económica de la Edad Moderna, ya me había en cierto modo preparado para especializarme en la rama de Historia Moderna a través de las optativas, una de las cuales ha sido esta asignatura. Mi visión de la Edad Moderna cambió drásticamente antes de que cursara esta asignatura, a lo largo de 2º. Antes de que llegara a la facultad la Edad Moderna era para mí un periodo en cierto modo glorioso tal y como lo veía en sus manifestaciones artísticas; una edad en la que la civilización europea comenzaba a dar pasos más sólidos hacia la contemporaneidad y sobre todo manifestaba una gigantesca riqueza cultural por lo que se podría decir que la Edad Moderna me entró por los ojos, como le entraría a un campesino analfabeto al contemplar las maravillosas y espléndidas iglesias barrocas. Evidentemente no todo fue visual, también la conocí a partir de lecturas hechas desde un punto de vista de alumno escolar interesado por la Historia cuyo interés no es algo que tiene que nacer en la madurez sino que tiene unos pasos previos. A medida que estudiaba la Edad Moderna la iba cogiendo más aprecio junto con la Edad Contemporánea, más al siglo XVIII, un siglo que para mí era de magnificencia y de paso hacia la edad actual, en la que se encontraba la Ilustración y muchos de los inventos e ingenios de la Edad Contemporánea que comenzaban a dar sus primeros y titubeantes pasos. Ante todo el cariño que tenía a la Edad Moderna se debió más a sus manifestaciones artísticas. Algo que también tenía en mente sobre la Edad Moderna fue un cierto desapego hacia la historia de España de la época de los Austria, lo veía como un periodo de gran decadencia, no en lo cultural, respecto a otros estados europeos.

Al llegar a 2º de carrera y dar Historia Moderna de manera troncal y optativa mi punto de vista cambió, la Edad Moderna se había convertido para mí en algo en cierto modo negativo. Por supuesto comencé a verla con los ojos de un historiador y no ya de un aficionado, la comencé a estudiar de un modo científico y analítico conociendo las distintas corrientes historiográficas y las opiniones que subyacen en ellas; pero el interés y ese “gustarme” se desvaneció al llegar a la conclusión a través de las clases de que era una edad volcada en la tanatosofía y que todo aquel que la viera de un modo idílico estaba completamente equivocado, esto último se me hizo ver a través de un ejemplo que llegó a mis oídos: en una encuesta realizada a un determinado número de ciudadanos estadounidenses en la que se preguntaba cuál hubiera sido el periodo de la Historia en el que más le hubiera gustado vivir y donde la respuesta con mayor porcentaje fue durante los siglos XV y XVI en Venecia, después quien habló de este ejemplo resaltó el error de esa respuesta, afirmando que si eso hubiera sido verdad hubieran muerto enseguida de algún tipo de enfermedad debido a la alta mortalidad de la época y que él personalmente nunca viviría en ese periodo. También esta persona resaltó que la Edad Moderna no es para nada un periodo glorioso. Es cierto que la Edad Moderna era un periodo de alta mortalidad, epidemias y guerras pero también tuvo cosas positivas a las que la Edad Contemporánea debe mucho. En 3º la opinión sobre la Edad Moderna general se hizo si cabe más negativa porque se resaltaba la corrupción y el estado moribundo del Antiguo Régimen, acusando al siglo XVIII, al cual todavía mantengo un cierto aprecio, el de ser un periodo de utopías y nunca de realidades. Todas estas visiones sobre la Edad Moderna son correctas pero también decepcionantes.

Cuando entré a 3º empecé a cursar esta asignatura dedicada a la economía de la Edad Moderna, en ella quizás por su poco carácter social o cultural, las visiones negativas comenzaron a estar más difuminadas y a ser menores en número, cosa que alabé en gran medida. Mis conocimientos previos de economía moderna procedían de 2º por lo que no empecé esta asignatura prácticamente desde cero y por lo tanto aprendí la economía de la época era muy egoísta, algo que he consolidado a lo largo de la asignatura, y que puso las bases de algo contemporáneo de gran importancia: la globalización, favorecida por los nuevos descubrimientos geográficos los contactos comerciales con prácticamente todos los continentes. Mi visión personal negativa sobre la Monarquía Hispánica durante el reinado de los monarcas Habsburgo ha continuado y el profesor personalmente me recomendó en vistas de ello la lectura de un artículo de Miguel Ángel Ladero Quesada sobre historiadores y personalidades que han hablado sobre la decadencia española y me siento en cierta manera identificado con ellos: no es una visión negativa sino una decepción muy grande por lo que la Monarquía Hispánica pudo hacer y no hizo; pero siempre ante todo hay que ser objetivo y también hay que resaltar que lo que ocurría por ejemplo económicamente en la Monarquía Hispánica no era ajeno al resto de Europa, allí también hubo decadencia como he podido comprobar en esta asignatura y también ese terrible afán de ascensión social oportunista egoísta corrupto resumido en la palabra avaricia, una avaricia sostenible gracias a que los únicos que se podían permitir esto eran un escaso número de personas, me estoy refiriendo por ejemplo a funcionarios de la Casa de Contratación o incluso de la V.O.C.; mas fuera de Europa la recuperación fue más rápida que la de la Monarquía Hispánica-España, sin embargo hay que tener en cuenta que ello se debió a que se tuvo que replegar sobre sí misma, más con la dinastía Borbón, y aislarse en cierta medida para poder arreglar y poner en marcha la economía del país, ello es posible que fuera consecuencia de la dolorosa experiencia de la etapa precedente en la que se vio como los metales preciosos de la Monarquía Hispánica salían de sus territorios rumbo a los depósitos de los diferentes bancos europeos con los que la Monarquía se había endeudado.

Mi trabajo sobre la V.O.C., la W.I.C. y la Casa de Contratación me ha hecho ver que los problemas administrativos no sólo eran propios de la Monarquía Hispánica y también ha reforzado mi idea sobre el egoísmo del mercantilismo, digo egoísmo porque en esta doctrina económica sólo se espera que tenga beneficios un Estado que a su vez entorpece a los demás configurándose áreas de monopolio que ante las exclusividad son violadas por los otros estados; es una doctrina parecida a la que luego se siguió en la época del imperialismo ya en el siglo XIX: hay un Estado manufacturero que sólo busca abastecerse de materias primas procedentes de otros territorios a los cuales se vende los productos manufacturados; aquí se ve la idea mercantilista de asegurarse un mercado fijo. Durante las clases de esta asignatura he visto que el desarrollo de la ganadería, la agricultura y la industria es muy relativo y de carácter local más que estatal, coincidiendo en un mismo territorio regiones con una importante industria textil con otras regiones que aún tenían una agricultura atrasada . Otro aspecto importante que he observado es que las doctrinas económicas y su práctica van ligadas al carácter propiamente patrimonialista del Estado moderno en el cual el Estado es el monarca tal y como afirmó Luis XIV y éste es el principal valedor de la economía y por lo tanto ve la economía del estado como su economía privada en la que el súbdito no tiene papel ni importancia, lo tienen los metales preciosos y posteriormente la muy elitista idea de la cantidad de tierras de la fisiocracia; no será hasta la llegada de Adam Smith cuando todo esto cambie convirtiéndose el individuo y no el monarca en la unidad principal económica. Aun así he de decir que la Edad Moderna, dentro de la economía y fuera de ella, está llena de contraposicones y ambigüedades, quiero decir con esto que no existe la unanimidad al analizar aspectos como la industria: siempre se critica el “atraso español” pero resulta que en la época de los Austria existían importantes ferrerías e industrias textiles en la Monarquía Hispánica; yo creo que eso es debido a que la generalización y la opinión uniforme sobre un periodo no puede ser correcta porque siempre hay excepciones, algo que el profesor muy positivamente nos ha hecho ver. La economía moderna es bajo mi punto de vista una economía muy parecida a la actual en ciertos aspectos pero que estaba dando sus primeros pasos y que si fallaba era principalmente por la escasa codificación legal económica y ese afán por el enriquecimiento personal ya sea de un funcionario de la Compañía de las Indias Orientales inglesa como de un bucanero. Para mí la asignatura Historia Económica de la Edad Moderna me ha insuflado más positivismo hacia la Edad Moderna y me ha hecho ver que la situación de la Monarquía Hispánica era mala pero no completamente y que ya había por entonces voces como la mía dolorida por el progresivo hundimiento de ese estado como la de los arbitristas que en ese dolor veían cambios para el Estado casi de aspecto fantástico.

Querría destacar que como la propia vida, en el estudio de la Historia también se aprende de los errores y que la culminación exitosa de un proyecto pasa por algunos fracasos y esto en sí no es sino un proceso de maduración en el que, en este caso, las decepciones sobre la Edad Moderna sean más bien pasos hacia una mayor y exitosa forma de entenderla y analizarla.

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